TANTO NADAR PARA MORIR EN LA ORILLA

Universidad Católica 0(5)-0(4) Everton

TANTO NADAR PARA MORIR EN LA ORILLA

Por: Martín Belisario

Foto: Photosport

La semifinal zonal de la Copa Chile era de esos partidos en donde el rival parecía -como pocas veces- accesible, tratándose de una Universidad Católica que no ha dado pie con bola en el torneo y con un Nicolás Núñez en la banca con más preguntas que respuestas, además de la incomodidad notoria de jugar en el estadio Santa Laura.

Esa presión del local en Independencia fue el factor del que sacaron provecho los dirigidos por Francisco Meneghini. Everton parecía más punzante que el cuadro cruzado en la cancha, y quizás por eso tuvo la primera gran oportunidad con un cabezazo de Luis Montes a los 6′, que fue contenido por Nicolás Peranic.

El mediocampo, en esta lucha incesante del primer tiempo, fue clave. Y el tridente entre Benjamín Berríos, Montes y Álvaro Madrid controlaba la posesión del balón y Leonardo Sequeira se las arreglaba para complicar a Alfonso Parot. Mas el gol no llegó ni del lado viñamarino ni desde la UC, que a los 21′ tuvo su ocasión inmejorable con un pase de César Pinares, pero la cara del portero Claudio González fue el obstáculo que lo impidió.

A pesar de la falta de oportunidades, el gran juego en el primer tiempo parecía anunciar para varios lo que vendría en el segundo. Nada más lejos de la realidad. El fantasma de siempre, el conformismo de «no saber jugar hacia atrás» pero de todos modos buscarlo por miedo a perder, se convirtió en el mantra de ambos equipos. Católica, por su lado, ahogada en los pozos de sus temores. Por su parte, Everton con el mismo toque cansino del segundo tiempo ante Colo Colo.

Quizás por eso se dio -con menor fortuna- un epílogo similar al vivido el fin de semana en Sausalito. Y es que la UC tuvo dos de cuidado. Primero, a través de Clemente Montes a los 62′, con un disparo que dio en el horizontal del arco de González. Y casi terminando el partido, el propio Halcón terminó conjurando en un rincón un cabezazo venenoso de Zampedri.

¿Qué más pasó? Los penales. Desde los once metros, Montes, Madrid, Sebastián Sáez y Diego Oyarzún fueron efectivos. Pero Julio Barroso erró en el tercer turno y dejó incompleta la canasta que el local pudo llenar, con un quinto penal a cargo de Franco Di Santo, que dio fin a un desangelado partido que hizo juego con las graderías vacías. Como dice el dicho: Mucho nadar, para morir en la orilla.

Al final queda la sensación amarga de que como siempre, en todos los frentes que disputa Everton, le falta algo. El año pasado, al oro y cielo le penó la partida repentina de Lucas Di Yorio, que fiel a su cartel de goleador se encuentra aún con buenas cifras en Pachuca, donde en tres fechas ya lleva un tanto. Bien por él, mal por lo de aquí.

Ahora, de cara a la recta final del torneo y en la semi zonal de este Frankenstein futbolístico llamado Copa Chile, dejaron Viña del Mar dos infaltables del primer semestre: Lautaro Pastrán y Rodrigo Echeverría. En la previa, el fantasma de un supuesto préstamo de Álvaro Madrid amenazó hasta después del juego con la UC, cuando la dirigencia y el propio «Paqui» Meneghini lo desmintieron.

Sin embargo, estos dos últimos traspiés dentro de la cancha cuando el plantel debería hacer valer su juego dan para preguntar: Grupo Pachuca ¿hacia dónde vamos?

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