Everton 1-2 Colo Colo HABÍA QUE ANIMARSE A JUGAR A la fecha 20, el equipo de Viña del Mar parece no saber que cuando todos juegan para ti, y al carecer de profundidad, la clave está en la constancia y la efectividad. Por: Martín Belisario Cuando se está en la vigésima fecha, el campeonato entra en un proceso de madurez que hace pensar que los equipos ya están en condiciones de adquirir responsabilidades y aprovechar cada oportunidad de asaltar la parte alta. Más aún, cuando se está en casa y con la gran mayoría del público a favor. Pero las reglas parecen haber establecido su excepción en Sausalito. Al menos esa fue la sensación con la cual el hincha se retiró del coloso de avenida Padre Hurtado, donde el ceder terreno y el balón terminó dejando sin nada a un Everton que prometió mucho. Una tónica que se dio desde los primeros minutos, donde los dirigidos por Walter Lemma -por suspensión de Gustavo Quinteros- parecían tener la pelota, sin mucha idea, a cambio de un Everton que buscaba siendo incisivo en las pocas ocasiones que se creaba. Al menos, no se defraudó en la intensidad y se aprovechó que el cuadro albo adelantó la zaga para complicar. El premio llegó pronto. Un córner desde el sector derecho del ataque le quedó a las puertas del arco a Diego Oyarzún, que se valió del pobre control de Fernando de Paul y Alan Saldivia, para empujarla y marcar el 1-0. ¿Que se esperaba? Seguir profundizando el juego. ¿Qué se hizo? Cerrarse. Craso error, pues se le entregó definitivamente el ritmo y el control del juego a la visita -que terminó con un 60% de posesión en el primer tiempo-, y se agotó a Sebastián Sáez, que terminó liderando en la recuperación a la altura de la mitad de cancha. Como anécdota, al minuto 28, la pequeña gran polémica del primer lapso. Un pelotazo casi a la desesperada desde el terreno defensivo oro y cielo que dio con un aún más desesperado de Paul. El ex-evertoniano, ahora defendiendo el pórtico visitante, quiso conjurar el contragolpe de Sebastián Sáez con las manos, fuera del área. Lo único que lo salvó fue el VAR que determinó el off-side del atacante. Respecto a la defensa evertoniana, pocos apuntes positivos. Se pudo anular bien a Damian Pizarro, siempre activo en otros partidos. Jordhy Thompson, en cambio, se las arreglaba en todo el frente de ataque para descolgarse. Carlos Palacios tampoco parecía ser un dolor de cabeza, hasta los descuentos. Al cuarto de suplemento, el ariete albo sacó un remate que, desviado por un defensa, dejó sin chances a Franco Torgnascioli y terminó poniendo el 1-1. Un conocido cliché dice que los goles al fin del primer tiempo son “psicológicos”. Al inicio del segundo tiempo, un Everton encajonado parecía ser una muestra de manual de esa desesperante máxima, porque ante cada avance, parecía salir con miedo a perder la pelota y quedar en un mano a mano. El único que tuvo la personalidad para salir de ello fue Luis Montes a los 10’ del complemento, pero el tiro del azteca se fue desviado. Los miedos del local se hicieron carne un minuto después. A los 56’, la principal pesadilla oro y cielo, Thompson, tuvo tiempo y espacio para jugar con perfil cambiado y soltar un remate que dejó sin opciones a Torgnascioli: 1-2. De ahí, el pecado de siempre del técnico Francisco Meneghini: Cambios simultáneos para no perderlo todo. Buscó refrescar las líneas con Joan Cruz en la ofensiva y recuperar el control reforzando la zaga con el ingreso de Riquelme y Campos. Al final, ni fu ni fa. Intentos por los laterales y poco más. A esas alturas, un nuevo gol del cacique, anulado por el VAR tras un contacto en el brazo de Palacios, era anecdótico. Se esperó la licencia de la visita, pero a pesar del siempre irregular Ramiro González, el empate no llegó. Nuevamente, todos jugaron para Everton, menos Everton. En el análisis final, Meneghini parecía el mejor cronista de algo que, sin dudas, estuvo en sus manos: “No sufrimos, pero estábamos muy atrás, nos quedó muy lejos el arco y no sabemos jugar así”, dijo frente a los micrófonos. “Hay que animarse a jugar frente a estos equipos”, inquirió el mismo Meneghini durante la conferencia. Tal cual. Haberlo sabido antes. Parece que el diagnóstico está claro hablando para los periodistas. Ahora, a ver cómo lo explica dentro del camarín. Queda poco para el partido contra la versión más decepcionante de Universidad Católica en los últimos años. Veamos si no pesa ese cartel de favoritos.